Puebla de Guzmán - El enclave

representa un estado de la fortificación muy semejante a la que hace Voysin en 1735 por lo que pudiera ser realmente una copia de éste.

Hay que esperar en todo caso hasta el periodo de 1748 a 1757 para conocer las obras que confirieron el carácter definitivo a la fortificación. A mediados del XVIII el clero se plantea la ampliación de la iglesia parroquial. En febrero de 1748 el maestro mayor de fábricas Francisco Muñoz planteó su ampliación demoliendo el presbiterio para conseguir una longitud mayor en las naves ya que la anchura del templo venía comprometida por lo exiguo del recinto defensivo que la rodeaba. También planteaba la nueva sacristía adosada exteriormente al muro de mediodía, derribando posteriormente la ermita de la Sangre, adyacente al templo. De esta forma el volumen de la iglesia quedaría exento y podría deambularse alrededor. Para llevar a cabo el proyecto debía recabarse autorización a la corona ya que la fortificación iba a verse afectada al ocuparse parte de su espacio y además era necesario retirar el polvorín situado en el interior de la iglesia. El Cuerpo de Ingenieros vio entonces la posibilidad de mejorar la funcionalidad defensiva del enclave y encargó al ingeniero director destinado a esta frontera, Antonio de Gaver, que estudiara el proyecto.

Gaver propuso las directrices generales a seguir las cuales conocemos por su plano de 1750 y que serían posteriormente desarrolladas por el ingeniero Joseph Barnola. Gaver anotaba el deficiente emplazamiento del enclave, amenazado por la proximidad y altura de algunas construcciones como la aduana y el pósito (ocupadas por los portugueses durante los conflictos de principio de ese siglo, lo que parece que bastó para tomar el castillo). La ubicación del polvorín también era denunciada por el ingeniero quien anotaba también la pobre calidad de las fábricas de todo el conjunto. Así pues Gaver propuso la demolición de la ermita de la Sangre y modificar el trazado de la cortina y baluartes anexos, pues era a su juicio el flanco peor diseñado de la fortificación. El acceso a la iglesia se formalizaría mediante la construcción de un callejón que comunicara su puerta con la del castillo, situada en la cortina norte. El callejón estaría confinado entre dos muros atronerados que defendiera el circuito interior de la fortificación en caso de ataque. Por último, dada la estrechez del conjunto, Gaver propuso la construcción de un caballero sobre el presbiterio de forma que desde su

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